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Origen del Villancico

En el diccionario de la Real Academia Española la primera acepción de villancico, es el de canción popular, principalmente de tema religioso, que se canta en Navidad y en los días cercanos a esta fecha. Equivale a las palabras Christmas carol en inglés y noël, en francés. El villancico es una forma musical y poética en castellano y portugués, tradicional de España, América latina y Portugal, muy popular entre los siglos XV y finales del Siglo XVII. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Compositores notables de villancicos fueron, entre otros, Juan del Enzina, Pedro de Escobar, Francisco Guerrero, Gaspar Fernandes y Juan Gutiérrez de Padilla. Actualmente, tras el declive de la antigua forma del villancico, el término denomina simplemente un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad y que se canta tradicionalmente en esas fechas. Con algunos precedentes aislados (por ejemplo, "En Catalañazor / perdió Almanzor / el atamor", que recoge Lucas de Tuy en su Chronicon Mundi de 1236 y menciona hechos de fines del siglo X, y otro villancico de mediados del siglo XII) las primeras composiciones que pueden denominarse con este nombre surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el Renacimiento, como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas. Se trata de la estrofa característica de la lírica castellana de tipo tradicional y "está formada por dos o tres versos, con un número de sílabas muy variable; carece, por tanto, de forma fija, por lo que es una composición de enorme flexibilidad, aunque hay una tendencia marcada hacia el esquema abb, con versos de ocho y seis sílabas, que a veces pueden presentar un pie quebrado. El término villancico designa, también, una forma estrófica constituida por la suma de la composición tradicional y su glosa, con que se acostumbró a acompañar las cancioncillas, por lo menos desde mediados del siglo XV hasta el siglo XVII". Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV cantigas o canciones. Sin embargo, gracias a las investigaciones de estudiosos como Samuel Miklos Stern, podemos afirmar que las primeras manifestaciones de villancicos aparecen en las cancioncillas mozárabes del siglo XI. En este tipo de cancioncilla, que hoy se llama villancico, reconocen los críticos el núcleo de la lírica peninsular. Su nombre tiene probablemente su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, generalmente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa, y los principales temas eran los acontecimientos recientes del pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas diversos. La evolución del villancico de temática religiosa mantuvo la costumbre cristiana de celebración de la fiesta de Navidad del Señor. De hecho, el villancico religioso representa la evolución de la poesía lírica a lo largo de la historia. Por esto, en la actualidad se denomina villancico a un canto de Navidad, de cualquier clase de extensión, métrica y rima tanto en español como en otras lenguas, siendo carol en inglés, noël en francés, laude en italiano, Weihnachtslied en alemán. La forma poética está influida por composiciones tradicionales de origen mozárabe, tales como el zéjel, que alternaba estrofas cantadas por un solista con un estribillo a coro. Éste dio paso a otras formas como la cantiga de estribillo o la cantiga de refram galaicoportuguesa. La estructura básica del villancico la forman dos elementos: el estribillo y las coplas, si bien su estructura es muy variable tanto en el número de versos como en la rima o la alternancia entre estribillo y coplas. El binomio estribillo-copla implica la alternancia coro-solista, crucial en la realización del villancico. Los versos son por lo general hexasílabos u octosílabos y componen un estribillo inicial, a veces con introducción, que consta por lo general de tres o cuatro versos que se repiten a lo largo de la obra, y unas coplas, divididas a su vez en dos mudanzas y una vuelta. Las mudanzas, que con frecuencia tienen rima simétrica y forman entonces una redondilla o alternativamente una cuarteta, van seguidas de la vuelta o enlace de tres o cuatro versos en los que el primero tiene la misma rima que el último de la mudanza y el resto, o al menos el último, enlazan con el estribillo. Esta estructura se aprecia por ejemplo en este villancico, atribuido a Mateo Flecha el Viejo. Riu, riu, chiu,La guarda ribera,Dios guardó del loboa nuestra cordera.El lobo rabiosoLa quiso morder,Mas Dios poderosoLa supo defender,Quizole hazer queNo pudiesse pecar,Ni aun originalEsta virgen no tuviera.Riu, riu, chiu,La guarda ribera,Dios guarde del loboa nuestra cordera. Una forma poética pariente del villancico es la letrilla que en el siglo XVI pasó a denominar cualquier poema con estribillo, y que generalmente es de carácter satírico. En su forma clásica en el villancico marca la pauta la melodía del canto apoyada por un acompañamiento en tono grave que forma un buen soporte armónico por parte de las voces internas; el registro superior es el que lleva asociado el texto, el cual sigue la melodía en modo silábico; el cierre de los versos corresponde generalmente a las diversas cadencias. El discurso horizontal se orienta según procedimientos tonales ante litteram: por otra parte, basta pensar que hay villancicos construidos también sobre un esquema de danza (sobre todo los más recientes pero también durante el Renacimiento, en el lenguaje tonal) como passamezzo o folía. El primer testimonio es el de la esposa de Ruy González de Clavijo en 1403: "¡Ay mar brava, esquiva / de ti doy querella / fazesme que viva / con gran mansella!". Después se sucederán las endechas a la muerte de Guillén Peraza (1443) o de Los Comendadores (1448), y la "ensalada" del Marqués de Santillana que comienza Por una gentil floresta, en que se incluyen cuatro villancicos. En su primera época el género está poco definido y se encuentran todo tipo de temas, desde narración de sucesos locales, canciones amorosas hasta sátiras y burlas, y con poca presencia de la temática religiosa y, cuando la hay, no está específicamente asociada con la Navidad o con otras festividades. La mejor muestra de este período se halla recogida en el Cancionero de Palacio (1474- 1516), y fue Juan del Enzina el principal compositor de la época. Otras recopilaciones importantes son el Cancionero de la Colombina (1490), el de Sablonara, el de Stúñiga o el Medinaceli. La música de este período es sencilla, y busca la adaptación al texto. La polifonía suele ser en esta primera época a tres o cuatro voces. Posteriormente, durante el siglo XVI, y de forma paralela a los villancicos polifónicos, se empiezan a componer algunos a una sola voz y con acompañamiento de vihuela que, a partir del siglo XVII, sería sustituida por la guitarra. A partir de la segunda mitad del siglo XVI las autoridades eclesiásticas comenzaron a promover como una medida evangelizadora el uso de música en lengua vernácula en los oficios religiosos, especialmente durante las fiestas del calendario religioso, sobre todo en Navidad y el Corpus Christi. Estas piezas se cantaban en la misa de mañana de estas festividades. Las catedrales e iglesias de importancia se dotaron de un cuerpo de músicos y un maestro de capilla encargado de componer especialmente para estas ocasiones. Los principales cantorales que se conservan de esta segunda época son el Cancionero del Duque de Calabria o de Upsala (así llamado debido a que la única copia que se conserva está en la biblioteca universitaria de esta ciudad sueca), el Cancionero de Medinaceli y las Canciones y Villanescas espirituales de Francisco Guerrero. El villancico también se abre paso hacia otras formas artísticas literarias como el teatro como en la obra de Gil Vicente o la novela pastoril con Jorge de Montemayor. También Santa Teresa compuso algún poema con esta forma. Musicalmente el villancico se hace más complejo y se acentúa la distinción entre coplas y estribillo; este último se hace más largo y polifónico, mientras que aquéllas se acortan y se hacen más homofónicas y se reduce el número de voces. En el siglo XVII el villancico es un género sumamente popular, y para entonces constituirá la mayor parte de la producción musical española de la época. Se componen multitud de villancicos devocionales para las distintas festividades religiosas tales como la Asunción, la Inmaculada Concepción o festividades de santos, además del Corpus Christi o la Navidad. En esta época el villancico se sofistica aún más añadiendo más voces a la polifonía, hasta ocho distribuidas en dos coros situados en diferentes partes de la iglesia y acompañamiento de violón, arpa y órgano. El estribillo se hace más largo y complejo polifónicamente, frecuentemente dividido en tonada y responsión, mientras que como contraste las coplas se acortan y simplifican musicalmente. También se introducen algunos elementos dramáticos. Son músicos importantes de este período entre muchos otros Cristóbal Galán, Juan Hidalgo y Sebastián Durón. En el siglo XVIII se produce una transformación significativa del género por influencia de la música vocal italiana que por entonces dominaba el panorama musical europeo. Los villancicos alteran su estructura tradicional introduciendo nuevas secciones musicales a imitación de la cantata, deviniendo en una sucesión de recitativos y arias da capo según el modelo de la ópera italiana. Los de Antonio Soler, escritos durante la segunda mitad del siglo, son quizá los más recordados en la actualidad. En 1750 el rey Fernando VI suprimió los villancicos en la Capilla Real de Madrid, marcando el inicio de una lenta decadencia que se prolongará hasta el siglo XIX. En Portugal fue también un género popular, denominado vilancete, principalmente poético. Cabe destacar las extensas colecciones de villancicos de Juan IV, llamado El Rey Músico. En la América colonial el villancico siguió un desarrollo paralelo al de la península y fue valorado como medio evangelizador, incorporaba el lenguaje y ritmos de las formas locales, incluyendo con frecuencia palabras en idiomas indígenas, vocablos africanos o jerga de los dialectos europeos. Entre estos figuran los llamados villancicos de negro o negrillos en los que se imita el sonido de los dialectos africanos con onomatopeyas. Entre estos son particularmente conocidos los de Sor Juana Inés de la Cruz. Otras formas tradicionales americanas derivadas del villancico son la jácara, el gallego y el tocotín. Entre los compositores americanos más notables figuran José de Loaiza y Agurto, Manuel de Sumaya e Ignacio Jerusalén en Nueva España, Manuel José de Quirós y Rafael Antonio Castellanos en Guatemala, José Cascante en Colombia y Juan de Araujo, y Tomás de Torrejón y Velasco en Perú. Miles, Christmas Customs and Traditions, Their History and Significance, Puer Natus Est Nobis es un canto gregoriano del siglo VI que se cantaba como introito de la tercera misa de la liturgia navideña. La melodía de esta composición fue usada posteriormente por el compositor inglés Thomas Tallis como parte de su misa de Navidad, en el siglo XVI. En los siglos IX y X, la secuencia de Navidad se populariza en la liturgia de los monasterios cistercienses. La primera adaptación de música profana popular a cantos religiosos se debe a Adán de San Víctor, monje francés del siglo XII, con la creación de un género mixto que posteriormente favorecería el uso de melodías populares como cantos navideños. En el siglo XII, en Francia, Alemania, y especialmente, en Italia, bajo la influencia de San Francisco de Asís se desarrolla una fuerte tradición de canciones populares en las lenguas vernáculas de cada región. Los villancicos navideños en inglés aparecen por primera vez en una obra del año 1426 de John Awdlay, un capellán de Shropshire, quien da una lista de 25 canciones navideñas, probablemente cantadas por grupos de personas, bebedores de sidra, que iban de casa en casa. Las canciones que ahora conocemos como villancicos eran originalmente canciones cantadas en grupo durante celebraciones como las fiestas de la cosecha y en Navidad. Fue sólo posteriormente, que los villancicos fueron cantados en las iglesias y asociados específicamente con la Navidad.

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